¿Para qué sirve la OEA?

¿Para qué sirve la OEA?

La Organización de los Estados Americanos (OEA) enfrenta un momento definitorio. Creada para promover la democracia, los derechos humanos y la cooperación en el hemisferio, su misión está siendo cuestionada por la influencia de regímenes autoritarios que buscan manipularla. En su discurso en la Asamblea General de la OEA el 26 de junio de 2025, el Vicesecretario de Estado de los Estados Unidos, “Christopher Landau”,  fue contundente: la OEA debe ser parte de la solución, no del problema, y su relevancia depende de su capacidad para cumplir con sus nobles objetivos.

Landau destacó que la OEA, con raíces que se remontan a la Conferencia Panamericana de 1889, debe adaptarse a los retos actuales. No puede ser un espacio que tolere la complicidad con dictaduras alineadas al narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado. El “trío tiránico” de Cuba, Nicaragua y Venezuela ilustra esta amenaza. Estos regímenes han convertido sus países en estados fallidos, marcados por crímenes de lesa humanidad y un terrorismo de Estado que reprime toda disidencia. En Venezuela, Nicolás Maduro ha devastado la democracia y la economía, mientras Daniel Ortega en Nicaragua y el régimen cubano perpetúan modelos de opresión que inspiran estas tragedias.

La OEA debe recuperar su propósito, guiada por principios históricos como la **Doctrina Monroe**, que hoy puede interpretarse como un llamado a proteger el hemisferio de influencias malignas, y la **Doctrina Betancourt**, que rechaza legitimar dictaduras. A estos principios se suma la lucha de “María Corina Machado”, cuya valentía inspira a millones en Venezuela y más allá. Como expresó Landau en redes sociales, “inspirados por la valentía de María Corina Machado, los venezolanos han perdido el miedo”. Su resistencia pacífica, pero firme, es un faro para la región y un recordatorio de que la democracia no admite negociaciones con tiranos.

La OEA debe actuar con decisión: sancionar a los regímenes que violan la Carta Democrática Interamericana, apoyar a los movimientos democráticos y promover la justicia internacional contra los responsables de crímenes de lesa humanidad. Landau advirtió que la organización está bajo revisión por parte de Estados Unidos, y su continuidad como miembro dependerá de su capacidad para alinearse con los intereses democráticos del hemisferio.

La pregunta es clara: ¿será la OEA un instrumento para la libertad o un foro que perpetúa el statu quo? Siguiendo el legado de la Doctrina Monroe, la Doctrina Betancourt y lo implícito en la novedosa Doctrina “Machado”, la OEA debe elegir el camino de la democracia y la justicia. Sólo así demostrará para qué sirve.